
Como parece que comenzará una temporada de mucho sol, tenemos que tomarlo con las precauciones necesarias para evitar problemas y siempre con las recomendaciones de los dermatólogos.
Aquí dejo unas consideraciones importantes para no pasarse ni por exceso ni por defecto:
La tanorexia y la tanofobia son dos trastornos relacionados con el sol.
La tanorexia es una obsesión enfermiza por tomar el sol.
La tanofobia es un miedo irracional al sol y a sus potenciales efectos perjudiciales.
El manejo de estos dos trastornos psicológicos con efectos físicos (cáncer de piel y déficit de vitamina D) es multidisciplinario , ya que el tratamiento más adecuado es la psicoterapia.
Dos caras de la misma moneda
Estar muy moreno a toda costa o eludir como sea el contacto con los rayos del sol, de forma obsesiva, son las dos caras de la misma moneda. Tanorexia y tanofobia, se engloban en el cajón de los trastornos dismórficos, como la anorexia. La percepción distorsionada de la propia imagen mejora con psicoterapia, sola o combinada con fármacos, es el método más adecuado para tratar este tipo de dolencias.
La obsesión por estar moreno y aprovechar cualquier ocasión para ponerse al sol o para acudir a cabinas solares de rayos UVA ha aumentado en los últimos años. Cuando se toma el sol, en el cerebro se generan endorfinas, neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central, que generan sensación de placer, parecidos a los estimulados en los fumadores.
En los afectados de tanorexia, esta experiencia placentera es la causa principal de su inclinación a los rayos ultravioleta, como sucede con cualquier otra droga. Disgusto con el color de la piel (por muy bronceado que se esté), ansiedad ante la imposibilidad de tomar el sol y bronceado extremo, junto con envejecimiento precoz de la piel, son otras de las manifestaciones de estos adictos.
Un peligro más es el riesgo aumentado de sufrir melanoma, que alcanza unas proporciones epidémicas y, junto con otros cánceres de piel (carcinomas vasocelulares y epidermoides), es uno de los tumores malignos más comunes. Los casos de cáncer de piel aumentan un 10% cada año. Estas personas, a menudo, frecuentan las cabinas de rayos UVA -donde una sesión equivale a un día entero de sol- varias veces por semana en distintos establecimientos, como manera de evadir las recomendaciones.
Los especialistas insisten en que el melanoma es uno de los cánceres de piel más peligrosos que, pese a desarrollarse con menor frecuencia, tiene una mortalidad elevada ya que su capacidad de propagación (por torrente sanguíneo o vía linfática) es muy rápida.
La tanofobia es el extremo opuesto de la tanorexia. Es una aversión irracional al sol por sus potenciales efectos peligrosos y, en ocasiones, resultado de excesivas recomendaciones sobre la protección solar. También es una elección dañina ya que se asocia a déficit de vitamina D.
A pesar de que a partir de la quinta década se tomen alimentos ricos en este micronutriente (pescado azul, yema de huevo, hígado, lácteos enteros o enriquecidos, entre otros), la provitamina D no se convierte en vitamina D aprovechable por el organismo si no se toma el sol. Para ello, sólo son necesarios diez minutos al día.
La falta de esta vitamina se asocia a osteopenia (disminución en la densidad mineral ósea), con reblandecimiento y debilitamiento de los huesos, y a diversos tipos de cáncer, como el de cólon, de mama y de próstata.
La Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) ha puesto en marcha la XI Campaña Nacional de Diagnóstico Precoz de Melanoma (Euromelanoma 2010), con el objetivo de detectar de forma precoz el cáncer de piel.
Para ello, un autobús recorrerá nueve ciudades españolas con un dermatólogo que analizará los lunares de las personas en riesgo.

Antes de tomar el sol
Antes de exponerse al sol conviene elegir un protector con un índice adecuado al tipo de piel y aplicarlo en las dos horas previas al contacto con los rayos.
Por otra parte, también es fundamental utilizar cremas protectoras resistentes al agua, que impidan la acción de las radiaciones UVA (en especial, los niños y ancianos, que son más sensibles a sus efectos nocivos).
Además, las exposiciones al sol han de ser cortas y graduales durante los primeros días para que la piel se adapte de manera progresiva y no surjan quemaduras. Es necesario evitar tomar el sol en las horas de mayor intensidad, es decir, entre las 12:00 y las 16:00 horas.
Los fotoprotectores
* Se debe usar la cantidad suficiente para cubrir toda la superficie corporal. No olvidar zonas como las orejas o el cuero cabelludo en el caso de los niños pequeños y calvicie.
* Aplicar los productos siempre con la piel seca. Si la piel está mojada, las gotas funcionan como una lupa y aumentan el riesgo de quemaduras.
* Realizar la primera aplicación, al menos, 30 minutos antes de exponerse al sol.
* Durante la exposición solar, reponer el fotoprotector después de cada baño prolongado (más de 20 minutos) o cada dos horas.
* Emplear fotoprotectores resistentes al agua y reponerlos después de cada baño superior a 20 minutos.
Consideraciones especiales
La edad.
Los bebés, los menores de 3 años y los ancianos no deben exponerse directamente al sol y han de utilizar fotoprotectores superiores a 25.
El lugar.
En las montañas, zonas cercanas al Ecuador y en la nieve, hay que extremar las precauciones.
En estas zonas, la intensidad de las radiaciones solares es mayor y el riesgo de quemaduras se eleva.
La hidratación.
La exposición al sol provoca un aumento de la sudoración y, por tanto, una pérdida importante
de agua. Hay que beber agua en abundancia para evitar la deshidratación.
Las nubes.
Dejan pasar gran parte de las radiaciones solares, sobre todo UVA y UVB, por lo que es necesario que en los días nublados se tomen las mismas medidas de protección que en los días soleados.
El embarazo.
La exposición al sol durante el embarazo aumenta el riesgo de manchas parduzcas y mal delimitadas. Su localización más frecuente es en mejillas y frente.
Los medicamentos.
Exponerse al sol cuando se toman algunos fármacos puede provocar fotosensibilización, es decir,
una reacción de la piel frente a las radiaciones solares.
Fuente: artículo de Consumer Eroski 11/06/2010