viernes, 25 de febrero de 2011

CUANDO PENSABAS QUE NO TE VEÍA

Cuando pensabas que no te veía, te ví pegar mi primer dibujo al refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.

Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo rogar y en quien confiar.

Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.

Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.

Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, ví lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, y que está bien llorar.

Cuando pensabas que no te veía, ví que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, te ví y quise decir: ¡Gracias por todas las cosas que ví, cuando pensabas que no te veía!

"NO TE PREOCUPES PORQUE TUS HIJOS NO TE ESCUCHAN...TE OBSERVAN TODO EL DIA".

Madre Teresa de Calcuta


lunes, 14 de febrero de 2011

OCASOS Y AMANECERES


El sol se despedía del Imperio Tré. El vasallo caminaba junto a la anciana del molino amarillo. Iban conversando sobre la vida.

- “¿Qué es lo que más te gusta de la vida, anciana?”

La viejecilla del molino amarillo se entretenía en lanzar los ojos hacia el ocaso.

- “Los atardeceres”

El vasallo preguntó, confundido:

- “¿No te gustan más los amaneceres? Mira que no he visto cosa más hermosa que el nacimiento del sol allá, detrás de las verdes colinas de Tré”.

Y, reafirmándose en lo dicho, agregó:

- “¿Sabes?... Yo prefiero los amaneceres.”

La anciana dejó sobre el piso la canastilla de espigas que sus arrugadas manos llevaban. Dirigiéndose hacia el vasallo con tono de voz dulce y conciliador, dijo:

- “Los amaneceres son bellos, sí. Pero las puestas de sol me dicen más. Son momentos en los que me gusta reflexionar y pensar mucho. Son momentos que me dicen cosas de mí misma.”

- “¿Cosas? ¿De ti misma...?”, inquirió el vasallo. No sabía a qué se refería la viejecilla con aquella frase.

Antes de cerrar la puerta del molino amarillo, la anciana añadió:

- “Claro. La vida es como un amanecer para los jóvenes como tú. Para los ancianos, como yo, es un bello atardecer. Lo que al inicio es precioso, al final llega a ser plenamente hermoso. Por eso prefiero los atardeceres... ¡mira!”

La anciana apuntó con su mano hacia el horizonte. El sol se ocultó y un cálido color rosado se extendió por todo el cielo del Imperio Tré. El vasallo guardó silencio. Quedó absorto ante tanta belleza.


Texto leido el día 4 de febrero de 2011 por mi compañera y amiga M Cruz en nombre de todos mis compañeros, en la despedida del trabajo y en el comienzo de una nueva etapa: mi jubilación.

http://senderismogispert.blogspot.com/

sábado, 5 de febrero de 2011

BUEN Y MAL NEGOCIO

"El buen negocio de Jeanne Calment" O “El mal negocio de André Francois Raffray”

En 1965 contaba con 47 años y creía estar haciendo el negocio de su vida. André Francois Raffray, notario de profesión, propuso a la señora Jeanne Calment, nacida en 1875 y que entonces tenía 90 años, pagarle una renta mensual de 2.500 francos (381 euros actuales, aprox.) hasta el día del fallecimiento de ésta a cambio de su vivienda, en lo que podríamos calificar como “hipoteca inversa”.

Jeanne Calment vivía en un céntrico piso en la localidad francesa de Arlés en la Costa Azul.
Esta nonagenaria había enviudado en 1942 de Fernand Calment, perdió a su única hija Yvonne en 1934 e incluso su nieto Frédéric falleció a causa de un accidente automovilístico en 1963. Al no tener descendencia ni familia directa accedió a firmar el acuerdo con el notario Raffray. Éste calculaba que la anciana viviría como máximo unos 10 años más (hasta los 100) y él tendría un céntrico y formidable piso por poco más de 300.000 francos (45.734 euros)

Pero el destino en algunas ocasiones juega malas pasadas e hizo que la señora Calment se convirtiera en el ser humano más longevo de la historia, llegando a vivir hasta los 122 años, dos años más que André Francois Raffray, que murió el día de navidad de 1995 a la edad de 77 años. La viuda de éste tuvo que seguir pagando durante los dos años siguientes la cantidad acordada por su marido.

Jeanne Calment no falleció hasta el 4 de agosto de 1997.

Hay que destacar la curiosidad de que la señora Calment pasó una gran parte de esos 22 años ingresada en una residencia para ancianos, estando el piso vacío durante todo ese tiempo y por el que recibió la cantidad aproximada de 660.000 francos (100.616 euros).

En su larga vida, Jeanne Calment vivió infinidad de cosas y sucesos. A los 10 años de edad acudió al funeral de Victor Hugo y con 14 tuvo la oportunidad de conocer en persona a Vincent Van Gogh, ya que éste acudía a comprar lápices de colores a la tienda del padre de Jeanne y del que en cierta ocasión dijo del pintor “(…) era un tipo sucio, desagradable y mal vestido (…)”.

Dejó de fumar a los 117 años. Con 114 participó en el film “Vincent and me” interpretándose a sí misma.

En 2003, Larry Doyle, guionista y productor de “Los Simpsons”, se inspiró en Jeanne Calment para escribir el guión de la película “Duplex”, dirigida por Danny de Vito y protagonizada por Ben Stiller y Drew Barrymore.

Escrito por Alfred


martes, 1 de febrero de 2011

RECETA DE LA FELICIDAD


No es que esté hambrienta, pero esta última temporada he conocido algunas recetas originales y deseo compartirlas.
Esta receta es para todos, sin distinción de edades, clases sociales, constitución corporal, raza, religión, etc.
Que la saboreeis con todo el gusto del mundo.


"Receta de la felicidad"


Ingredientes


1 Kg. de recuerdos infantiles

2 tazas de sonrisas.

2Kg. de esperanzas.

300g. de ternura.

5 latas de cariño.

40 paquetes de alegría.

1 pizca de locura.

8Kg. de amor.

6Kg. de paciencia.


Modo de Preparación


1. Limpia los recuerdos, quitándoles las partes que estén echadas a perder o que no sirvan. Agrégale una a una las sonrisas, hasta formar una pasta suave y dulce.

2. Ahora, añade las esperanzas y permite que repose, hasta que doble su tamaño.

3. Lava con agua cada uno de los paquetes de alegría, pártelos en pequeños pedacitos y mézclalo con todo el cariño que encuentres.

4. Aparte, incorpora la paciencia, la pizca de locura y la ternura cernida.

5. Divide en porciones iguales todo el amor y cúbrelo con la mezcla anterior.

6. Hornéalas durante toda tu vida en el horno de tu corazón.

7. Disfrútalas siempre con toda tu familia, y con todos aquellos con quienes te encuentres en el camino de la vida.


Consejo final: Puedes agregar a la mezcla anterior dos cucharadas de comprensión y 300g. de comunicación para que ésta receta te dure siempre.



Fuente: Uned, programa de mayores.