Una visita al Museo Naval de Madrid es siempre interesante. Además hay algunas exposiciones que te adentran en la historia, como es este caso, bastante desconocida. Muy recomendable para los amantes del mar y de la historia. A mí me gustó
Desde el 21 de mayo y hasta el 30 de este mes se puede visitar en El Museo Naval la exposición «No fueron solos. Mujeres en la conquista y colonización de América».
«No Fueron Solos» aborda por primera vez la presencia y participación de las mujeres en la llegada de los españoles al nuevo continente. Un papel poco reconocido que, no obstante, influyó en la vida de las colonias a nivel social y económico. La exposición reúne 97 piezas relacionadas con la vida a bordo de los barcos que se dirigían al Nuevo Mundo, y con los usos y costumbres de la época. También recrea un «estrado», el espacio femenino habitual de la vivienda virreinal. Los fondos proceden del patrimonio histórico de la Armada, de otros museos nacionales y de colecciones particulares.
Treinta mujeres acompañaron a Colón en su tercer viaje, más de 300 llegaron a Santo Domingo en el primer cuarto del siglo XVI y la población femenina constituyó casi una tercera parte de los pasajeros embarcados con destino a América entre 1560 y 1579. Entre esas mujeres existen historias personales de gran interés, como la de Isabel Barreto, almirante de la Armada de Felipe II, o la de Mencía Calderón.
Mencía lideró en el siglo XVI una expedición formada por 50 mujeres que atravesaron 1.600 kilómetros de selva en una épica travesía de más de seis años de duración.
La España del XVI era dura para ellas. Vivían supeditadas a los hombres, y muchas no habían salido de sus
pueblos, ni siquiera habían salido solas de sus casas, ni habían visto el mar.
Quizá por ello, vivir en un "mundo de frontera", donde asumieron todo tipo de tareas según lo exigían las circunstancias, las proporcionó una "parcela de libertad individual" impensable en aquella época.
Pero la llegada no era fácil. "Las condiciones a bordo eran horrendas" por las tormentas, los naufragios, los ataques piratas y el hacinamiento durante meses (un metro cuadrado por pasajero).
El hedor, la falta de alimentos y de agua, que se pudrían a lo largo del viaje, el frío, el calor, las enfermedades y la incómoda compañía de hordas de ratas y chinches, se sufría navegando por un inmenso océano con unos rudimentarios instrumentos técnicos.
Y en América, mientras los hombres continuaban las campañas militares, ellas se ocuparon de las casas y los hijos (los legítimos y los naturales); de la enseñanza; de los negocios (María Escobar introdujo el trigo y Mencía Ortiz creó una compañía de transporte) o de la cultura (la escritura florecía en los conventos de religiosas).
También hubo "mujeres de armas tomar", como define Mariela Beltrán a aquellas que empuñaron las armas:
Beatriz Bermúdez de Velasco obligó, espada en mano, a volver a la batalla de Tenochtitlán a aquellos españoles que se rendían.
Obras cartográficas, una farmacia de viaje, una rueca o un jubón (prenda que reducía al máximo la movilidad y con la que Mencía Calderón y 50 mujeres cruzaron andando el Mato Grosso), son algunas de las cien piezas de la muestra, estructurada en cuatro apartados.
El Museo Naval, que ha reunido obras de su patrimonio, de otros museos estatales y de colecciones privadas, quiere arrojar luz sobre la "leyenda negra" de una "conquista masculina y sangrienta".
El descubrimiento del Nuevo Mundo tuvo una parte tremendamente violenta y otra negociada, ya que loindios utilizaban a sus mujeres como arma diplomática.
De ahí surgieron los "amancebamientos", socialmente aceptados y que derivaron en una sociedad mestiza, en la que fue clave el papel de las mujeres indígenas, como La Malinche o Isabel de Moctezuma.
Horario de la exposición: De martes a domingo, de 10:00 a 19:00 horas ininterrumpidamente. Museo Naval (Paseo del Prado, 5. Madrid).
Fuentes: ABC y Periódico Qué: Almudena González