sábado, 22 de diciembre de 2012

STOP


Tras casi 4 años y más de 200 entradas, ha llegado el momento de descansar.
Me he sentido muy bien arropada y querida, he conocido a muchos amigos y hemos compartido confidencias, sentimientos, alegrías, conocimientos, vivencias... etc.
Pero llegan momentos en los que hace falta parar, serenar el espíritu, tranquilizar el cuerpo y la mente y dejar que la vida se deslice por otros derroteros, encontrar otras pasiones, otros campos a explorar. Puede que pasado un tiempo me sienta con fuerza para volver y entonces lo haré con todo el cariño y el amor.
Ha sido un placer para mí contar con muchos y buenos amigos a los que seguiré en sus blogs y a los que sigo unida en espíritu.
Un abrazo y un beso.


domingo, 9 de diciembre de 2012

NO FUERON SOLOS


Una visita al Museo Naval de Madrid es siempre interesante. Además hay algunas exposiciones que te adentran en la historia, como es este caso, bastante desconocida. Muy recomendable para los amantes del mar y de la historia. A mí me gustó

Desde el 21 de mayo y hasta el 30 de este mes se puede visitar en El Museo Naval la exposición «No fueron solos. Mujeres en la conquista y colonización de América». 

«No Fueron Solos» aborda por primera vez la presencia y participación de las mujeres en la llegada de los españoles al nuevo continente. Un papel poco reconocido que, no obstante, influyó en la vida de las colonias a nivel social y económico. La exposición reúne 97 piezas relacionadas con la vida a bordo de los barcos que se dirigían al Nuevo Mundo, y con los usos y costumbres de la época. También recrea un «estrado», el espacio femenino habitual de la vivienda virreinal. Los fondos proceden del patrimonio histórico de la Armada, de otros museos nacionales y de colecciones particulares.

Treinta mujeres acompañaron a Colón en su tercer viaje, más de 300 llegaron a Santo Domingo en el primer cuarto del siglo XVI y la población femenina constituyó casi una tercera parte de los pasajeros embarcados con destino a América entre 1560 y 1579. Entre esas mujeres existen historias personales de gran interés, como la de Isabel Barreto, almirante de la Armada de Felipe II, o la de Mencía Calderón.
Mencía  lideró en el siglo XVI una expedición formada por 50 mujeres que atravesaron 1.600 kilómetros de selva en una épica travesía de más de seis años de duración. 


La España del XVI era dura para ellas. Vivían supeditadas a los hombres, y muchas no habían salido de sus 
pueblos, ni siquiera habían salido solas de sus casas, ni habían visto el mar.
Quizá por ello, vivir en un "mundo de frontera", donde asumieron todo tipo de tareas según lo exigían las circunstancias, las proporcionó una "parcela de libertad individual" impensable en aquella época.
Pero la llegada no era fácil. "Las condiciones a bordo eran horrendas" por las tormentas, los naufragios, los ataques piratas y el hacinamiento durante meses (un metro cuadrado por pasajero).
El hedor, la falta de alimentos y de agua, que se pudrían a lo largo del viaje, el frío, el calor, las enfermedades y la incómoda compañía de hordas de ratas y chinches, se sufría navegando por un inmenso océano con unos rudimentarios instrumentos técnicos.

Y en América, mientras los hombres continuaban las campañas militares, ellas se ocuparon de las casas y los hijos (los legítimos y los naturales); de la enseñanza; de los negocios (María Escobar introdujo el trigo y Mencía Ortiz creó una compañía de transporte) o de la cultura (la escritura florecía en los conventos de religiosas).


También hubo "mujeres de armas tomar", como define Mariela Beltrán a aquellas que empuñaron las armas: 
Beatriz Bermúdez de Velasco obligó, espada en mano, a volver a la batalla de Tenochtitlán a aquellos españoles que se rendían.

Obras cartográficas, una farmacia de viaje, una rueca o un jubón (prenda que reducía al máximo la movilidad y con la que Mencía Calderón y 50 mujeres cruzaron andando el Mato Grosso), son algunas de las cien piezas de la muestra, estructurada en cuatro apartados.

El Museo Naval, que ha reunido obras de su patrimonio, de otros museos estatales y de colecciones privadas, quiere arrojar luz sobre la "leyenda negra" de una "conquista masculina y sangrienta".
El descubrimiento del Nuevo Mundo tuvo una parte tremendamente violenta y otra negociada, ya que loindios utilizaban a sus mujeres como arma diplomática.
De ahí surgieron los "amancebamientos", socialmente aceptados y que derivaron en una sociedad mestiza, en la que fue clave el papel de las mujeres indígenas, como La Malinche o Isabel de Moctezuma.


Horario de la exposición: De martes a domingo, de 10:00 a 19:00 horas ininterrumpidamente. Museo Naval (Paseo del Prado, 5. Madrid).

Fuentes: ABC y Periódico Qué: Almudena González


lunes, 3 de diciembre de 2012

LA BIBLIOTECARIA DE AUSCHWITZ



En el campo de Terezin, R. Checa, donde se conservan los pabellones para todo el que quiera visitarlo, ya se vislumbra el horror de ese hacinamiento de los que siendo seres humanos se les consideró, por las SS, menos que moscas. A la entrada del guetto hay un letrero que dice "El trabajo os hará libres"; toda una burla. 


Muchos, desde allí fueron trasladados a otro campo mucho más duro, Auschwitz, en donde la muerte era una liberación.
Ver uno de esos campos es una experiencia que hace reflexionar mucho. Yo lo visité hace 5 años.

Literas donde dormían 

La lectura de este libro ha sido un gran descubrimiento: el coraje y la ilusión por vivir llevó a Dita 
enfrentarse con sus miedos y a través de la lectura conservar esa fuerza hasta el final.   
 

En el campo de exterminio de Auschwitz, en medio del horror, sobrevivió una diminuta biblioteca secreta en un barracón infantil. La pequeña Dita Polachova, que fue enviada allí con nueve años, era la bibliotecaria, la encargada de proporcionar las obras que le pedían y de devolverlas a su escondite cada noche. Con dieciséis años, aquella joven salió del campo, donde había muerto su padre y al que su madre sobrevivió gravemente enferma para morir solo unos días después. 

La excepción de aquel barracón infantil, donde se improvisó una escuela clandestina, y de su biblioteca, no era más que una tapadera preparada por las SS para una anunciada visita de un comité de la Cruz Roja Internacional. Sin embargo, el judío alemán al que encargaron que se ocupara de que los niños no molestaran, Fredy Hirsch, organizó aquel colegio prohibido y enseñó a Dita a ser una valiente. Una heroína en medio de una fábrica de muerte, donde los prisioneros debían enfrentarse al horror nazi y a los peores instintos del ser humano que surgían entre algunos de sus compañeros.


"Si algo pretende este libro es rendir homenaje a Dita, Hirsch y todos aquellos que pusieron en riesgo su vida para que los niños del campo tuvieran una escuela y unos libros que los devolvían a la sensación de una vida normal y les hicieron soportable el infierno de Auschwitz".

Fuente: Público.es

Autor:
Antonio G. Iturbe, Zaragoza, 1967, es licenciado en Ciencias de la Información por la UAB, y ha sido 
comentarista de libros en diversas emisoras de radio, además de miembro de la Redacción de la revista Qué 
Leer desde 1996, de la que actualmente es subdirector. En 1995 publicó su primera novela, "Rectos torcidos". Recientemente se ha asomado al genero infantil con 'Los casos del Inspector Cito', donde reúne las historias que leía a su hijo antes de ir a dormir.
Recupera ahora, en la novela "La bibliotecaria de Auschwitz", la historia de aquella heroína, que hoy con 82 años vive en Israel.