CARTA 38, POEMAS Y SONETOS

Hace dos años, me regalaron unos amigos un libro titulado: “50 cartas a Dios”. De ellas he elegido la carta publicada en el 38 lugar porque me ha parecido muy ilustrativa en estos tiempos; también un soneto del Obispo Casaldáliga de la carta 10 y dos poemas de Federico Mayor Zaragoza de la carta 34, entresacados de ellas.

Católicos, agnósticos, ateos, musulmanes y un budista, hasta un total de 50 personas, han participado en la elaboración de un libro, que según la editorial "recoge las preguntas, dudas, convicciones y esperanzas que vive el ser humano del siglo XXI ante la realidad siempre misteriosa de Dios".
Entre los personajes destacados que han colaborado con esta publicación se encuentran el cardenal Carlos Amigo, arzobispo de Sevilla; teólogos vinculados a la Teología de la Liberación como Frei Betto o José María Díez Alegría; filósofos como Adela Cortina o Carlos Díaz; o escritores como Antonio Gala. También han participado otras personas menos conocidas que escriben en su condición de inmigrante, prostituta, reclusa o divorciada.

Carta nº 38:

QUE ASÍ SIGA

Te escribo sin creer mucho en Ti, pero como mi madre cree y es por ella por la que te mando estas líneas, te escribo para pedirte lo siguiente: Dios, sigue permitiendo que mi madre viva en la ignorancia. Por favor. Sigue permitiendo que mi madre no tenga dinero ni papeles para venir a España a visitarme. Sigue permitiendo que continúe creyéndose mis mentiras de que estoy bien, de que la vida me trata como siempre quise, de que estoy rodeado de buena gente y buenas cosas.
Tengo vergüenza. Hace 10 años, tal vez más salí de mi país. Era el aventurero intrépido que se iba a comer el mundo, que iba a sacar la familia de las estrecheces. Y ahora… dependo de la beneficencia de este estado que no ha querido reconocerme como ciudadano.
Mira, Dios, conmigo no sé por qué te has cebado. Lo acepto. Tomé decisiones equivocadas, me dejé llevar por el brillo de Occidente. Vale. Pero a ella no. Ella perdió un hijo cuando decidí buscar fortuna, y ella sueña con su hijo, respetado en el país que ha conquistado gracias a su inteligencia, gracias a su iniciativa.
Mi madre se muere si ve mi extrema delgadez y adivina las enfermedades que me amenazan a diario. Así es que, Dios, sigue alimentando su ignorancia y mi capacidad para mentir cuando la llamo y me transformo, por algunos minutos, en el triunfador que ella quiere. Esto, al menos, me lo debes.

Esta carta está firmada por M. M. Inmigrante sin hogar.

SONETO DE PEDRO CASALDÁLIGA ( Obispo emérito de Sao Félix do Araguaia)
Está en la carta 10.
El autor se pregunta por la utilidad o inutilidad de su vida.

No habré hecho el amor, no habré tenido
la gloria humana de engendrar, mi nombre
no dará nombre a nadie, no habré sido,
en la acepción cabal del mundo, un hombre.

De soledad en soledad migrando,
sin más hogar que el Viento y el Servicio,
Tu hoy voraz habrá sido mi cuándo,
mi navegante paz, Tu precipicio.

¿ Te habré amado a Ti, Amor, amado
haciendo el buen amor de otros mil modos,
buscándote en la noche y el pecado,

sintiéndote en el grito y en la herida,
reconociéndote amable en todos,
dándote nombre en mi pequeña vida ¿


Federico Mayor Zaragoza (Presidente de la fundación Cultura de Paz),
en la carta 34, se expresa también con estos dos poemas:

Ir a tu encuentro
cada noche
sin hallarte!
Aquí reside
la más alta facultad
que nos has dado:
vivir en libertad
merodeando interrogantes
y certezas
hasta que un día,
al fin, sepamos.
Hoy , solo tus huellas.

Nada sé,
salvo que soy,

salvo que estoy aquí
estremecido.
Salvo que veo,
pienso y tiemblo.

Nada soy,
salvo que sé,
perplejo y confundido,
que cuando emergió
el hombre
-conciencia de la tierra,
y de la mar
y del viento
y de la nube-,
el universo
se pobló de luz,
de creadores.