domingo, 13 de noviembre de 2011

EL BESO

El símbolo de la ciudad universitaria de Göttingen, Alemania, es la Niña de los Gansos (Gänseliesel), una delicada figura de bronce en estilo art deco que adorna la fuente del mercado frente al antiguo Ayuntamiento. Dicen que es la niña que más besos ha recibido en su existencia.

Esta fuente se construyó en 1901 en frente de la sala medieval del ayuntamiento de Göttingen.
Aunque bastante pequeña en tamaño, la fuente es el monumento más conocido de la ciudad. Hoy, es una parte esencial de las celebraciones de graduación para cada estudiante que al terminar el doctorado en la Universidad, se sube a la fuente y besa a la niña de los gansos.


Amparada en esta bonita figura, presento este maravilloso poema de Gabriela Mistral:

Besos

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca

Gabriela Mistral

martes, 8 de noviembre de 2011

ENTRE COCODRILOS, TORTUGAS Y ARDILLAS...







Acabo de leer el último libro de la trilogía, que se lee sin pestañear, casi de un tirón, porque cuando se comienza no se puede descansar.

Para entender a cada uno de los personajes hay que comenzar por el primer libro:
Los ojos amarillos de los cocodrilos, continuar con:
el vals lento de las tortugas y terminar por:
las ardillas de central park están tristes los lunes.

Katherine Pancol ha escrito unas novelas llenas de vida, de ilusiones, de lucha, de traiciones, de grandes sentimientos; también de miedos y de nostalgia.

Los personajes sufren una gran transformación a través del tiempo. La protagonista Joséphine, pasa del miedo a la aventura del amor, de sentirse infravalorada a ser una mujer admirada por todos.

Entre lo más llamativo de la última novela está la figura de Cary Grant, bastante real, que da la clave de esa gran transformación de Joséphine.


Los ojos amarillos de los cocodrilos:

Esta novela sucede en París, pero nos encontramos con cocodrilos.
Habla de hombres. Y de mujeres. Las mujeres que somos, las que querríamos ser, las que nunca
seremos y aquellas que quizás seamos algún día.
Es también la historia de una mentira. Pero también es una historia de amor, de amistad, de traición, de dinero, de sueños.
Esta novela está llena de risas y de lágrimas, es como la vida misma.


El vals lento de las tortugas:

Este libro es como una borrasca en medio de la vida… El beso abrasador de aquel al que nunca debimos besar…
Un abrazo que es refugio o muerte… Un hombre inquietante pero encantador… Una mujer que tiembla y espera ardientemente… Un hombre que miente… Una mujer que cree dirigir el baile pero que ha perdido el paso… Dos adolescentes más enterados que los mayores… Un hombre que juega a resucitar… Un padre allá arriba, entre las estrellas, musitando al oído de su hija… Un perro tan feo que nos apartamos de su lado…
Personajes que avanzan tercamente. Como pequeñas tortugas obstinadas. Que aprenden a bailar lentamente, lentamente. En un mundo demasiado rápido, demasiado violento.


Las ardillas de Central Park están tristes los lunes:

La vida, a menudo, se divierte y, escondido en una palabra, una sonrisa, un billete de metro o el pliegue de una cortina, nos entrega un diamante capaz de colmar todas nuestras expectativas.
Para Joséphine el diamante podría ser la propuesta de su editor de que escriba una nueva novela, las llamadas de Philippe a las que no contesta o la incondicional amistad de su amiga Shirley.
¿Será Joséphine el diamante de Philippe?
¿Y cuál es el que persigue Shirley? Alrededor de estos tres personajes, todo un abanico de jóvenes -Hortense, Gary, Zoé, Alexandre- buscan también el diamante que ha de cambiar sus vidas para siempre, dejándose guiar por esas pequeñas piedras que van encontrando en el camino. Porque si nos detenemos un instante, si observamos con atención y nos atrevemos a coger lo que nos ofrece una mano tendida, la vida, probablemente, no volverá a cubrirse de tristeza. Ni el sábado, ni el domingo, ni tampoco el lunes…

viernes, 4 de noviembre de 2011

EL HERMITAGE EN EL PRADO

Supongo que muchos sabeis de esta Exposición por los medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales; no obstante me siento empujada a colocar esta entrada porque no quiero que se le pase a nadie el poder disfrutar de esta colección a la que no se puede acceder todos los días.
Como muchos no podemos ir al Hermitage, pues aquí en el Prado, nos encontraremos.

El próximo 8 de noviembre el Museo del Prado abrirá al público la exposición 'El Hermitage en el Prado', que mostrará a través de 120 obras la gran variedad y riqueza de las colecciones del museo ruso -desde el siglo V a.C. hasta el siglo XX, pasando por sobresalientes piezas de arqueología, artes decorativas y los magníficos fondos de pintura, escultura y dibujo- que hacen de él uno de los primeros centros de arte del mundo. La exposición, organizada por el Museo del Prado, Acción Cultural Española (AC/E) y el propio State Hermitage Museum, con el patrocinio de la Fundación BBVA, constituye una ocasión única y extraordinaria al tratarse de la primera vez que se muestra fuera del Hermitage una selección tan importante y numerosa de obras de sus excepcionales colecciones.

Compuesta por casi 90 obras de las célebres colecciones de pintura, dibujo y escultura del museo ruso,junto a una cantidad similar de piezas correspondientes a sus extensas e incomparables colecciones arqueológicas y de artes decorativas, además de trajes de época y mobiliario, la exposición 'El Hermitage en el Prado' completa el intercambio de colecciones sin precedentes acordado entre los dos grandes museos, español y ruso, e iniciado a principios de año con la presentación de 'El Prado en el Hermitage' en San Petersburgo, exposición que contó con la colaboración de AC/E y se convirtió en la de mayor éxito de público en la historia del Hermitage con más de 600.000 visitantes. Ambos proyectos se inscriben en el marco de la celebración del año Dual España-Rusia 2011.

Ubicado en un conjunto de edificios palaciegos al lado del río Neva y, sobre todo, en el Palacio de
Invierno que fue la residencia en el siglo XVIII de la Zarina Catalina la Grande, el State Hermitage Museum de San Petersburgo es uno de los más grandes y espectaculares museos del mundo. Sus colecciones abarcan el Egipto de los faraones, las culturas siberianas, el mundo grecorromano y llegan hasta el arte renacentista, la escultura neoclásica, y la pintura de Matisse y Picasso. Es uno de los poquísimos museos que, fruto del coleccionismo de los zares, empezando con Pedro el Grande (1672-1725), así como del coleccionismo privado de vanguardia del siglo XX, se puede considerar verdaderamente enciclopédico.

La exposición, comisariada por Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage, convertirá las salas de exposiciones temporales de la ampliación del Prado en un “pequeño Hermitage” brindando al público la excepcional oportunidad de conocer no sólo las magníficas obras de arte y arqueología que conserva el gran museo ruso y cuya amplia selección dará cuenta de la riqueza de sus colecciones, sino también la historia del Hermitage. Con este fin, serán los retratos de los emperadores, Pedro I, Catalina II y Nicolas I; los cuadros de las espléndidas vistas de interiores del palacio y sus alrededores e incluso una selección de muebles y trajes de corte, los que recibirán al visitante al inicio de la exposición.


Por su parte, entre las grandes obras maestras de la pintura que formarán parte de esta muestra destacanejemplos tan notables como el San Sebastián de Tiziano, el Tañedor de Laúd de Caravaggio, el San Sebastiánde Ribera, y el Almuerzo de Velázquez. 2 obras de la importante colección de Rembrandt, Retrato de un estudioso y Caída de Haman. De su colección de dibujos, vendrán obras de Durero, Rubens, Watteau e Ingres y, entre las esculturas: el boceto en terracota de Bernini para el Éxtasis de Santa Teresa, y una de las obras maestras en mármol de Antonio Canova: la Magdalena penitente.

La exposición contará con las colecciones de pintura impresionista y post-impresionista, en la que estarán Monet, Cézanne, Renoir, Gauguin y Matisse. De Picasso se incluirán tres lienzos, entre ellos Mujer sentada y Bebedora de Absenta y completarán la selección dos obras rusas de la vanguardia abstracta, la Composición VI de Kandinsky y el misterioso Cuadrado negro de Malevich.

Además, la exposición también permitirá al público introducirse en las colecciones arqueológicas del Hermitage y disfrutar de piezas excepcionalmente singulares como Peine con escena de batalla, obra de oro escita del siglo IV a.C. y las obras de joyería siberiana que proceden de las colecciones de Pedro el Grande. En cuanto a los objetos de artes decorativas, se incluirá la espada decorada con plata, rubíes y diamantes, donada al zar en el siglo XVIII por el embajador indio, y el bellísimo Vaso de flores.

Fuente: El Museo del Prado