La Biblioteca Nacional reúne, en una exposición “Los Códices de la Capilla Sixtina. Manuscritos miniados en colecciones españolas”, los manuscritos sixtinos recuperados por el cardenal Lorenzana: una colección de 40 códices ilustrados que conforma uno de los núcleos de manuscritos litúrgicos más importantes y valiosos del patrimonio bibliográfico pontificio. La muestra permanecerá hasta el 9 de enero de 2011.
Están muy bien expuestos, con luces y sonido acordes a la época y son de un bonito colorido. Merecen una visita. Personalmente me gustó mucho.
Los manuscritos expuestos proceden de la sacristía de la Capilla Sixtina y fueron utilizados por papas, cardenales, patriarcas, obispos y arzobispos para celebrar la liturgia.
En el año 1798, durante la ocupación francesa de Roma, el cardenal Francisco Antonio de Lorenzana, auténtico mecenas de la época, adquirió numerosos códices litúrgicos procedentes de la Sacristía de la Capilla Sixtina y los envió a Toledo para salvarlos de la “maxima in Urbis direptione”. Actualmente, la mayoría de ellos se conservan en la Sacristía de la Catedral de Toledo, la Biblioteca Pública de Toledo y la Biblioteca Nacional de España.
Gracias a Lorenzana, estos manuscritos se han conservado completos y en buen estado.
El objetivo principal de esta exposición es ofrecer un panorama general del estado de la miniatura en Roma.
La exposición plantea un recorrido cronológico, que van desde los siglos XI y XII, los más antiguos, hasta el siglo XVIII y especialmente entre los siglos XV y XVII, con especial atención al Cinquecento y Seicento, momentos en los que esta refinada producción artística continuó desarrollándose, sobre todo en la corte pontificia, gracias al mecenazgo de papas y cardenales.
El más antiguo es el “Evangelistario benedictino” (siglo XI),ilustrado al comienzo por una miniatura a página completa que representa la “Anunciación y los cuatro evangelistas”.
Al siglo XVIII pertenece la “Crucifixión”, obra del francés Vicent Raymon, nombrado miniaturista de la corte papal a mediados del siglo XVI. La exposición concluye con un códice abierto, en el que se pueden leer las palabras anotadas por el propio Lorenzana fechada en 1798, en las que recuerda que salvó los manuscritos de la “maxima in Urbis direptione”.
Están muy bien expuestos, con luces y sonido acordes a la época y son de un bonito colorido. Merecen una visita. Personalmente me gustó mucho.
Los manuscritos expuestos proceden de la sacristía de la Capilla Sixtina y fueron utilizados por papas, cardenales, patriarcas, obispos y arzobispos para celebrar la liturgia.
En el año 1798, durante la ocupación francesa de Roma, el cardenal Francisco Antonio de Lorenzana, auténtico mecenas de la época, adquirió numerosos códices litúrgicos procedentes de la Sacristía de la Capilla Sixtina y los envió a Toledo para salvarlos de la “maxima in Urbis direptione”. Actualmente, la mayoría de ellos se conservan en la Sacristía de la Catedral de Toledo, la Biblioteca Pública de Toledo y la Biblioteca Nacional de España.
Gracias a Lorenzana, estos manuscritos se han conservado completos y en buen estado.
El objetivo principal de esta exposición es ofrecer un panorama general del estado de la miniatura en Roma.
La exposición plantea un recorrido cronológico, que van desde los siglos XI y XII, los más antiguos, hasta el siglo XVIII y especialmente entre los siglos XV y XVII, con especial atención al Cinquecento y Seicento, momentos en los que esta refinada producción artística continuó desarrollándose, sobre todo en la corte pontificia, gracias al mecenazgo de papas y cardenales.
El más antiguo es el “Evangelistario benedictino” (siglo XI),ilustrado al comienzo por una miniatura a página completa que representa la “Anunciación y los cuatro evangelistas”.
Al siglo XVIII pertenece la “Crucifixión”, obra del francés Vicent Raymon, nombrado miniaturista de la corte papal a mediados del siglo XVI. La exposición concluye con un códice abierto, en el que se pueden leer las palabras anotadas por el propio Lorenzana fechada en 1798, en las que recuerda que salvó los manuscritos de la “maxima in Urbis direptione”.
Aunque no sean de la época de Jesús indudablemente esos códices han de ser muy valiosos y no sbaías que había artistas especialista en las miniaturas. Un gran abrazo
ResponderEliminarMadame, que bonitos! Menos mal que consiguieron rescatarlos a la barbarie. Duele pensar en la cantidad de obras de arte que ya nunca veremos porque sucumbieron a las guerras y la destrucción, pero al menos otras muchas tuvieron mejor destino.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
Es interesante la información, ojalá
ResponderEliminarpudiera admirarlos in situ.
Preciosa entrada de los códices, Candi. Tu blog es una fuente inagotable de cultura. Un abrazo
ResponderEliminarMe encantaría ver esos códices. Debe ser maravilloso ver y palpar un material tan exclusivo. Gracias por traerlos aquí.
ResponderEliminarEl Drac: Esos códices tienen un gran valor; están escritos por personas especializadas , con tinta y a mano y algunos llevan adheridas miniaturas de otras obras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Madame: Es una suerte que fueran sacados para evitar el expolio. Así los podemos contemplar. Desde luego son originales y llenos de color.
Bisous.
MTeresa: Gracias por tu entrada. Si tienes oportunidad acércate y ya verás lo bonitos que son.
Te mando un beso.
Jesús: Además de presentarlos en vitrinas con toda la información de cada uno, hay un bonito ambiente de luz y sonido con música apropiada que eleva el alma.
ResponderEliminarBesitos.
Francisco: Seguro que te gustaría mucho. Es muy interesante la información que presentan en paneles.
Un abrazo.
Ces superbes gravures de jadis et leurs sublimes enluminures m'ont toujours éblouie. Un régal pour les yeux.
ResponderEliminarBises.
Gracias Léo: Son unos grabados llenos de colorido y de un gran valor religioso. Como dice, un regalo para los ojos y también para el alma.
ResponderEliminarBises
Debe ser una muestra estupenda. Gracias, como siempre, por tan valiosa información.
ResponderEliminarAbrazos